Nos pesa no haber sido esa mamá perfecta que imaginamos.

La que nunca se enoja, nunca se cansa, nunca se equivoca.
Esa que no existe.

Y ahí, en esa brecha entre la realidad y el ideal… nace el malestar.

💭 ‘No estuve a la altura’, ‘le grité’, ‘me distraje’, ‘no jugué lo suficiente’.
Pero no somos malas madres.

Somos madres reales.

Y la maternidad real se teje entre amor, cansancio, errores y miles de intentos.

✨ Tal vez el problema no sea tu conducta…
Sino las expectativas imposibles con las que te estás midiendo.

🧡 Sos suficiente. Sos amor. Sos presencia.